A principios del siglo 20, los hermanos Maurice y Henri Farman fueron pioneros en la construcción de aeroplanos en Francia, y los principales fabricantes de aviones franceses durante la primera guerra mundial. Aunque cada uno de ellos tenia su propia producción, el Farman F 40 fue su primer trabajo en común. Este biplano de dos asientos y con motor de empuje trasero , fue una mezcla de las características técnicas que cada uno de ellos había desarrollado por si mismos, logrando un gran avión para su época. El piloto y el observador se intercambiaban en la estrecha cabina, pudiendo el piloto sentarse atrás, permitiendo al acompañante botar granadas y disparar las ametralladoras. Su cola doble inicial fue eliminada. El avión voló sobre las líneas alemanas a finales de 1915 y fue muy bien recibido por las tripulaciones quienes lo apodaron le “Horace” . El motor era bastante potente, muy fiable y el avión era fácil para maniobrar. En Colombia fue traído por la Compañía Colombiana de navegación aérea, CCNA, donde voló comercialmente entre las ciudades de Cartagena y Barranquilla. Fue el primer avión que se aventuró en volar rio adentro por al Magdalena. Desgraciadamente no resistió a las inclemencias del tiempo del trópico y tuvo dos graves accidentes. El tercer avión fue destruido por una gran tormenta en el rio magdalena mientras descansaba amarrado a un muelle.
Características:
Dos asientos, monomotor.
Envergadura alar : 17, 6 m
Largo: 9, 25 m
Alto: 3, 9 m
Máxima velocidad : 135 km / h
Techo de operación: 4000 m
Alcance de vuelo : 400 km
Max tiempo de vuelo: aproximadamente 2 horas 40 minutes.
Peso vacío: 748 kg
Máximo peso de despegue: 1120 kg
Motor: twelve-line “V” Renault
Performance: 135 pc
En la Novela
Salté de la cama a las seis de la mañana del día siguiente, cuando Flavio golpeó como loco a mi puerta. Abrí con la alegría que acompaña a un preso cuando sale a la libertad. Me tenía muy buenas noticias, entre otras, que viajaría hasta Cartagena a presenciar el desembarque de los aviones FarmanF-40, que estaban almacenados en inmensos guacales. Me pidió entonces que lo acompañara en su viaje. A lo que le dije que sí de inmediato y alisté mi siempre liviana maleta. Nos sentamos en el improvisado comedor, mientras Rosario nos atendió con café bien cargado. Al despedirme de ella, noté en su mirada…………